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Jabaloyas
Entre la suave cadencia de los Montes Universales, Jabaloyas se yergue al sur de la imponente Sierra de Albarracín, abrazado por la sombra protectora del pico Javalón. Este rincón, donde la tierra es labrada con historias de labradores, pastores y, según susurros de tradición oral, brujas, invita a un paseo pausado y reflexivo por sus callejones empedrados.
La Iglesia dedicada a la Virgen de la Asunción se erige como un faro espiritual, mientras la misteriosa Casa de la Sirena despierta la curiosidad en esta tierra de secano. Ermitas centenarias completan el paisaje arquitectónico, dejando la huella de una elegancia sencilla pero distintiva que envuelve al municipio.
A lo lejos, el Monte Javalón se alza majestuoso, testigo de leyendas que susurran sobre brujas que surcan los cielos en noches de tormenta.
El relieve de Jabaloyas, modelado por las muelas en sinclinal, se despliega en un espacio llano, donde la Muela de Javalón se alza como protagonista. Su vegetación de sabina rastrera y erizón dibuja una estampa típica de parameras. Los afluentes del río Ebrón, en una danza radial, crean cañones profundos como el del Diablo y la Hoz de Ose-seca, abrazando la geografía con su red fluvial.
La iglesia de la Asunción, joya gótica del XV y XVI, exhibe elementos de fortaleza, con una torre cuadrada y gárgolas decorativas que danzan en el tiempo.
En el caserío, un tesoro de arquitectura popular y la emblemática casa gótica de la Sirena, construida en el siglo XV, cuentan las historias de Jabaloyas, donde cada calle es un verso y cada rincón, un capítulo en el libro eterno de la Sierra de Albarracín.